
El origen de Las Perseidas, no es mágico ni esotérico, sino que tiene que ver con el cometa Swift-Tuttle cuya cola corta la órbita de La Tierra. Son los restos de la cola los que, al entrar en la atmósfera terrestre arden produciendo lo que conocemos como estrellas fugaces, en realidad meteoros ardiendo a gran velocidad.
Cuando tenemos la suerte de apreciar este fenómeno, solemos pedir un deseo porque para nosotros son estrellas fugaces ofreciéndonos la promesa de algo. Las mismas estrellas donde nuestros antepasados ubicaron a sus dioses; las mismas en las que Reyes Magos de Oriente vieron anunciado el nacimiento de Jesús; las mismas que un día lloraron en el firmamento con el martirio de San Lorenzo; las mismas que traían la noticia de un alumbramiento o el presagio de la muerte.
Los que observen el cielo estos días verán; unos meteoros, y otros estrellas fugaces. Pero seguramente todos buscarán su deseo en los restos del cometa.