domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Quién puede matar a un niño?


¿Quién puede matar a un niño?. Me pregunto , y me viene a la memoria esa película española de Narciso Ibáñez Serrador, en los que los niños asesinan impunemente a los adultos en la isla de Almanzora. Aun antes de empezar ya sabemos que la crueldad y el terror nos van a acompañar durante los cien minutos siguientes. Durante los créditos se ven escenas reales de adultos torturando y asesinando a niños en distintas guerras y hambrunas, niños cuya mirada inocente no comprende que manos que tenían que protegerles, se conviertan en armas asesinas.
¿Quién puede matar a un niño? – preguntaba el pescador en la película. La respuesta era NADIE. Nadie puede matar a un niño, sin embargo la vida nos dice que sí, que se pueden maltratar y romperlos en mil pedazos como si fueran menos que nada. Niños que se mueren de hambre, niños de los que sus propios padres abusan sexual y psicológicamente, niños que son arrojados a los contenedores de basura nada más nacer, niños que son abandonados en la más tierna infancia para que se busquen la vida, niños soldados obligados a matar y violar si quieren comer y vivir, niños que sólo quieren que nuestras manos los cobijen, y los guíen por un camino de amor y comprensión.
Me he hecho esta pregunta al enterarme de la muerte de Guissepe, el niño mexicano de 10 años secuestrado el pasado 24 de agosto, y que fue encontrado muerto el miércoles 8 de septiembre, a pesar de que su padre pagó el rescate que pedían sus secuestradores. Su vida valía menos que el rescate, estaba condenado pasará lo que pasará. Los ecos del mundo nos traen muchas malas noticias como ésta, muchas estadísticas de muertes prematuras y violentas, de maltrato, indefensión e inanición.
¿Quien puede matar a un niño? Es la pregunta que se hace el director Narciso Ibáñez, pero la película no pretende dar la respuesta, sino más bien, mostrar la dura realidad que ésta encierra.
¿Cuándo recuperará esta sociedad su cordura? Me pregunto y la respuesta se queda suspendida en el aire, hay mucho sufrimiento en la Tierra para que alguien me responda.