sábado, 26 de junio de 2010

El espejo de los deseos.

Quiero proponer un ejercicio para los que no tuvieron la oportunidad de celebrar la noche de San Juan, al que también pueden unirse si así lo desean los que sí estuvieron. Con esta actividad quemaremos en nuestra particular hoguera los deseos más íntimos.
Para empezar piensa en lo que más quieres, no bromees, sé sincero, mira bien dentro de ti, sin engaños. ¿Qué anhelas? ¿Lo tienes claro? ¿Estás seguro? Estupendo, entonces continuemos. Ponte delante de un espejo, no tiene que ser de cuerpo entero, incluso con un espejito nos basta para esta actividad. ¿Qué ves? fíjate bien en el reflejo que te devuelve el espejo, contémplalo sin prisas. No seas crítico con esta imagen. Sonríe, el reflejo del espejo sonreirá contigo; haz una mueca, el reflejo también la hará.
Lo que tienes ante ti son las respuestas que buscas a tus deseos. No tienes que esperar. La felicidad está delante de tus ojos, en el espejo. La felicidad tan esperada siempre ha estado en ti. Todo lo que tienes: tu familia, tus amigos, tu casa, tus preocupaciones, tus anhelos, tus inquietudes, tus temores, tus sueños, tus alegrías,… Todo ocurre por ser quien eres. Tienes esa familia por ser tú, tienes esos amigos por ser tú, tienes esta vida por ser tú. No hay nada de lastre en ti. TODO,… bueno y malo, todo eres tú. No enciendas ninguna hoguera para ser feliz. Lo más importante no es como te veas sino amarte a ti mismo porque eres esa vida que tanto anhelas. ¡DESCÚBRETE!