EL VENDEDOR DE PALABRAS
Según la leyenda durante los tiempos de la Guerra Civil se dice que se vio a un vendedor de palabras. Palabras de amor, palabras que se volvían contra ti, palabras que en segundos iban en todas direcciones, palabras geniales que a cualquiera le hacían reír, llorar, enamorarse, asustarse, aterrorizarse…
Palabras que según la leyenda recogía de personas, de monstruos, de payasos, de animales, de criminales. Palabras que en segundos subían hacia la atmósfera y llegaban al espacio para volver a bajar y atraparlas como deseos que emocionaban. Por eso era un hombre repleto de palabras…, palabras que le robaban, que se le caían y se rompían, que explotaban, que eran peligrosas, que se iban por patas, que lloraban, que reían y roncaban… Aún así, contra su voluntad entraban a su casa a descansar y de nuevo en segundos y, según la leyenda, su casa siempre estaba hasta arriba de letras.
Durante la Guerra Civil las vendió al teatro, al cine, a la televisión, a los escritores de libros y por eso el hombre se hizo rico, pero como no era codicioso lo donó todo, ayudó a mucha gente.
De nuevo según la leyenda, un día el vendedor de palabras desapareció. Y aunque ya ha pasado mucho tiempo aún seguimos utilizando sus palabras.
Palabras que según la leyenda recogía de personas, de monstruos, de payasos, de animales, de criminales. Palabras que en segundos subían hacia la atmósfera y llegaban al espacio para volver a bajar y atraparlas como deseos que emocionaban. Por eso era un hombre repleto de palabras…, palabras que le robaban, que se le caían y se rompían, que explotaban, que eran peligrosas, que se iban por patas, que lloraban, que reían y roncaban… Aún así, contra su voluntad entraban a su casa a descansar y de nuevo en segundos y, según la leyenda, su casa siempre estaba hasta arriba de letras.
Durante la Guerra Civil las vendió al teatro, al cine, a la televisión, a los escritores de libros y por eso el hombre se hizo rico, pero como no era codicioso lo donó todo, ayudó a mucha gente.
De nuevo según la leyenda, un día el vendedor de palabras desapareció. Y aunque ya ha pasado mucho tiempo aún seguimos utilizando sus palabras.
(Nota aclaratoria: Este relato lo escribió Nadie Junior durante una clase de lengua influenciado por este blog. Hoy lo publico para que le sirva de estímulo. Mi aportación ha consistido en corregir lo signos de puntuación y las faltas de ortografía . Y alguna que otra falta de concordancia.)